Una de las rutas de drogas más antiguas de la Tierra va desde el Triángulo de Oro en el sudeste de Asia y atraviesa el Reino de Nepal. Esta ruta que durante un siglo ha suministrado al mundo opiáceos, aún alimenta la adicción por todo Oriente y devasta poblaciones enteras.
Sin embargo, en años recientes el Programa Narconon ha llegado a Nepal y se ha afianzado con fuerza, proporcionando educación y servicios de rehabilitación de drogas a los distintos tipos de consumidores de drogas, desde el que la consume por primera vez hasta reincidentes liberados de las cárceles de Katmandú.
Un antiguo e importante funcionario del Departamento de Policía de Katmandú, ahora director ejecutivo de Narconon Nepal, está dedicado a llevar al país educación sobre las drogas, prevención contra su consumo y rehabilitación de toxicómanos, empezando con las fuerzas de seguridad que tratan diariamente con la situación de la droga.
Con experiencia de primera mano en la relación directa entre el consumo de drogas, el índice de crimen y el impacto en la comunidad, el director de Narconon da conferencias y presentaciones a fuerzas de seguridad para ayudarles a hacer frente a la epidemia de drogas.
Pero Narconon Nepal extiende su programa mucho más allá de las fuerzas policiales.
Los voluntarios han impartido conferencias para la educación y prevención de drogas por todo el país a medio millón de estudiantes en escuelas, centros comunitarios para jóvenes y adultos, y en todos los niveles del ejército.
A medida que aumentaba el conocimiento de las soluciones de Narconon, la demanda de su eficaz programa se disparó, haciendo vital un sitio para instalaciones de entrega masiva. Se encontró un lugar ideal bajo el Himalaya, situado en un pico de cerca de tres mil metros de altura, Kakani, empapado desde hace mucho en las tradiciones locales y uno de los sitios más venerados en el valle de Katmandú.
A la ceremonia para colocar la primera piedra, como inicio de la construcción de la nueva sede de Narconon, asistieron 350 dignatarios y habitantes de la localidad, y las instalaciones fueron santificadas según la tradición nepalesa. La dedicación incluyó bendiciones para L. Ronald Hubbard por desarrollar el programa y, por decreto oficial, el pico de la montaña Kakani se bautizó como pico Hubbard.
“Agradezco mucho el esfuerzo de Narconon Nepal por proteger de las drogas a los ciudadanos y proporcionarles servicios para tratar la adicción y rehabilitar toxicómanos mediante el Programa Narconon, el cual está mejorando la capacidad de los drogadictos para ser parte de la sociedad civilizada”. — Inspector General de Policía, Katmandú